lunes, 21 de marzo de 2011

A vueltas con la dirección de personas (1)

Leo en el libro "Dirigir personas: fondo y formas", de Juan Luis Urcola Tellería, un enfoque de la Dirección que me parece muy atractivo. Primero parte de una aclaración respecto a la acción de dirigir personas. ¿De qué hablamos cuando nos referimos a la dirección? ¿Qué es dirigir?.
Urcola habla de que la dirección tiene tres grandes facetas. Por un lado, Dirigir es una Profesión, un oficio en el que el conocimiento técnico no está por encima de la capacidad para conocer y mover a las personas. Y eso es lo malo, que tradicionalmente, en la mayor parte de las organizaciones se utiliza el criterio de la competencia técnica como el más importante (si no el único) para la elección de la persona que asciende hasta la jefatura en cualquiera de los ámbitos de la organización. Aunque parezca evidente, es necesario recalcar que un buen técnico no tiene porqué ser un buen director, como un buen futbolista no tiene porqué ser un buen entrenador. Hay grandes ejemplos de futbolistas de una gran calidad como Cruyff o Guardiola, que han sido también grandes entrenadores, pero tenemos casos paradigmáticos que son ejemplos de lo contrario. Diego Maradona, uno de los mejores jugadores de todos los tiempos, no ha pasado a la historia precisamente como entrenador, o el propio Mourinho, que es el entrenador mejor pagado del mundo, no tiene atrás una historia de jugador que merezca la pena conocerse.
Evidentemente, la competencia en un campo de conocimiento teórico o práctico determinado no garantiza la competencia en el nivel directivo, ni lo contrario.
Además, Dirigir es un Arte, en el que hay que prestar especial atención al desarrollo de los subordinados. Citando al propio Urcola, diríamos que es necesario saber qué es lo que se guiere lograr, mostrar cómo hacerlo, dejar que los subordinados lo intenten, observar lo conseguido y medir los progresos para poder dejar constancia de ello.
Por último, pero en absoluto menos importante, Dirigir es una Responsabilidad. Aquí entra en juego el equilibrio entre los deseos que tiene todo jefe (aquí me incluyo, cuando yo he ocupado puestos directivos) de hacerlo todo por sí mismo "porque es la mejor manera de garantizar que las cosas salen como uno quiere" y dejar que lo hagan otros. La cuestión es hasta dónde llegar en este último punto, dónde está el equilibrio perfecto y cómo hacer que los demás lo hagan, si "por narices" (en el libro se utiliza otra expresión que a todos nos viene a la cabeza con facilidad) o por liderazgo, inspirando y sirviendo de ejemplo a los demás. Éste último caso entronca directamente con el post que publiqué hace un par de semanas "Dirigir o Liderar". Creo que mis ideas están claramente en sintonía con el enfoque de Urcola, si bien yo había utilizado una aproximación al concepto de Dirección reduciéndolo a los aspectos negativos que él expresa y asignando los positivos al concepto de Liderazgo. Es un tema apasionante que, sin duda, volverá a aparecer por estas páginas.

Un abrazo

No hay comentarios:

Publicar un comentario