Cuando uno se enfrenta a esta dura realidad, cuando asistes casi
a diario a las expropiaciones de domicilios de gente humilde, normalmente
bienintencionada, que acaban en la calle mientras las leyes amparan al
expropiador, la Banca, la indignación crece por momentos. Cada día tengo más
presente aquella frase que salía en una obra de Bertolt Brecht: "¿Qué
delito es el robo de un banco comparado con fundar uno?".
Me niego a abandonarme en los brazos de la ira o de la
tristeza, absolutamente justificados por supuesto, para intentar buscarle un
sentido a todo esto, no a las expropiaciones, que eso sólo sirve para salvar el
modelo de negocio que precisamente nos ha llevado a la crisis, sino el sentido
del sufrimiento que nos envuelve.
Las líneas que siguen probablemente no servirán para la
mayoría pero puede que haya un puñado de personas que reaccionen de manera
positiva y solo por eso vale la pena escribirlo.
Empezaré contando una fábula, la “Lección de la Mariposa”:
“Un día un niño encontró un capullo de mariposa y observó
que en él había un pequeño orificio. Se sentó y se entretuvo en observar
mientras la mariposa luchaba durante varias horas para forzar su cuerpo
tratando de pasar a través del pequeño agujero.
Pasó un largo rato observando los esfuerzos de la mariposa
por salir al exterior, pero parecía que no hacía ningún progreso, como si
hubiera llegado a un punto donde no podía continuar.
Al niño le dio mucha pena ver ese esfuerzo infructuoso y
decidió ayudar a la mariposa. Cogió unas tijeras y cortó el resto del capullo.
La mariposa salió fácilmente, pero tenía el cuerpo hinchado y las alas pequeñas
y arrugadas.
El niño continuó mirando porque esperada que en cualquier
momento las alas se extenderían para poder soportar el cuerpo que, a su vez,
debería deshincharse. Pero nada de esto ocurrió. Por el contrario, la mariposa
pasó el resto de su vida con el cuerpo hinchado y unas alas encogidas... La
mariposa nunca pudo volar.
Lo que aquel niño no sabía es que la lucha que realiza la
mariposa para salir por el diminuto agujero, es la manera que utiliza la
Naturaleza para enviar fluido del cuerpo de la mariposa hacia sus alas de modo
que esté lista para volar tan pronto salga del capullo".
A veces el esfuerzo es exactamente lo que necesitamos en
nuestras vidas. Si transcurrimos por la vida sin obstáculos, nos volvemos acomodaticios,
aplicamos la Ley del Mínimo Esfuerzo, no valoramos todo lo que la vida nos ha
dado. En cambio, cuando nos enfrentamos a problemas aprendemos a resolverlos,
cuando nos enfrentamos a dificultades nos hacemos más fuertes, cuando
atravesamos penurias económicas aprendemos a valorar de verdad las cosas
que hasta ese momento habíamos poseído y ni siquiera nos habíamos parado un
instante a sentirnos agradecidos por disfrutarlas.
En definitiva, a veces la crisis puede ser valiosa para que
las crisálidas se transformen en mariposas dispuestas volar por encima de todas
las dificultades. Todo tiene un sentido en la vida, incluso las desgracias, o
mejor dicho, especialmente las desgracias. Por eso, en nuestra mano está pasar
la vida “aguantando el chaparrón” y preguntándonos “¿Por qué ha tenido que
ocurrirme esto a mí?” o buscar el sentido, aprender de los errores cometidos,
evolucionar y valorar adecuadamente todo lo que la vida nos ha regalado.
Un fuerte abrazo