domingo, 20 de febrero de 2011

El mito de la seguridad

Esta semana ha llegado a mis manos un libro de uno se los nuevos gurúes del marketing, Seth Godin. Este autor ha puesto en tela de juicio algunos de los conceptos más tradicionales del marketing, incorporando a su análisis el impacto de las nuevas tecnologías. Es evidente que el mundo actual tiene poco que ver con el que se estudiaba en las Escuelas de Negocios de hace 20 años. La revolución de internet, el efecto Google, las redes sociales y tantos otros factores, han transformado completamente la idea de cómo se deben difundir más eficientemente nuestros productos y servicios. Ya no vale el “café para todos”. Ya no es efectiva la difusión masiva. Es como un regreso al pasado, un retorno a los tiempos donde primaba al conocimiento personal y el “boca-oreja”. Las personas ya no “se tragan” los mensajes que les llegan desde los medios de comunicación de masas (sobre todo la televisión), primero porque hay un exceso de oferta (demasiados productos, demasiados canales, muy poco tiempo para dedicar a lo que no es importante…) y segundo, porque este tipo de mensajes cada vez tienen menos credibilidad. Es conveniente ser más selectivo, apoyarse en los mensajes que transmiten las personas en las que sí confiamos, y aquí entra en juego la potencia de las redes sociales y del concepto web 2.0.
El libro en cuestión, “La vaca púrpura”, es algo antiguo, (8 o 10 años en estas cuestiones, es casi la frontera con la prehistoria). Sin embargo, tiene una vigencia que demuestra la capacidad anticipatoria que tuvo Godin con respecto a gran parte de las cuestiones esenciales que planteaba en esta obra.
¿Y qué tiene esto que ver con el coaching? Se preguntará más de uno de los habituales de este blog. Pues lo trago a colación de uno de los mensajes que transmite con más frecuencia: “La seguridad es un riesgo”.
Efectivamente, Seth Godin defiende (y yo comparto) que ir a lo seguro, dejar de lado las opciones más novedosas y apostar por lo de siempre, es la vía más “segura” para acabar en el fracaso. Con el paso del tiempo, y cada vez los plazos se van acortando, el mantenimiento de los medios tradicionales de generar, producir y comercializar los productos y servicios, te hace más vulnerable a la competencia y a la evolución de la tecnología, con lo que la competencia, la actual y los nuevos entrantes, te comerá el terreno.
Esto no sólo es válido para empresas, también las personas suelen ir a lo seguro, aunque la contrapartida habitual sele ser una reducción de la responsabilidad. Es más cómodo seguir al líder, en lugar de plantearse ser uno mismo el líder. Es más cómodo mimetizarse entre las bambalinas departamentales de las grandes multinacionales y dejar que otros tomen las decisiones. Lo malo es que cuando esas decisiones son perjudiciales para nosotros no tenemos capacidad de reacción y nos vemos abocados al despido o al desempeño de roles que nos amargan la vida. Seth Godin lo dice con su particular crudeza: “”La gente que evita hacer una carrera extraordinaria jamás llegará a ser líder. Deciden trabajar para una gran empresa y funcionar de forma intencionada como un zángano anónimo, quedándose atrás para evitar el riesgo y las críticas. Si cometen un error y eligen al pájaro equivocado para seguirlo, pierden.”
Desde el coaching ejecutivo intentamos hacer al coachee consciente de su responsabilidad, de que en su capacidad de acción y su compromiso con la acción está la clave del éxito, entendiendo por éxito aquello que él mismo se haya propuesto. Poner excusas, ir de víctima, echar balones fuera o culpar a los demás de nuestra situación no sirve de nada.

Un abrazo

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