lunes, 3 de enero de 2011

Inocencia radical

Acabo de iniciar la lectura del último libro de Elsa Punset y, aparte de considerar que su nivel expositivo y capacidad como escritora está claramente por encima de lo habitual en los libros de esta índole, me parece que cuenta con enfoques originales y puntos de vista realmente valiosos.
De Elsa me cautivó su simpatía y naturalidad cuando la descubrí en un programa televisivo. Es, o al menos esa es la imagen que transmite, una persona sencilla y cercana, muy alejada de los egos descomunales que deambulan por las ondas.
Me gustaría entresacar un par de párrafos de la introducción:
"El cerebro, al contrario de lo que se creía hace poco, es plástico, capaz de regenerarse y de encontrar nuevas formas de manifestarse y de comunicarse. Pero la complejidad del cerebro humano es un arma de doble filo. Por una parte somos tan flexibles y sutiles que creamos, soñamos e inventamos. Por otra, somos propensos a viajar en el tiempo, a presentir y a temer. Para protegernos, ponemos en pie defensas milenarias que ya no son necesarias: no hay peor cárcel que la que construimos nosotros mismos con los límites autoimpuestos y la negación de la vida fluida e incierta.
No solo arrastramos un código desfasado y grabado a sangre y fuego. La mirada humana se fija, sobre todo, en las aristas de la vida diaria. Amplificamos los peligros, revivimos las ausencias, lamentamos las carencias. Perdemos la perspectiva. Nos centramos en los obstáculos, en las voces quejumbrosas de los que nos acompañan en este breve viaje a quién sabe dónde, empeñados en acumular dudosas certezas y confortantes riquezas. Sin embargo, nada de eso logra aplacar la soledad vital que nos acompaña...
...Sin duda, uno de los cambios sociales que se avecina responde a la necesidad y a la certeza, que están empezando a calar en la sociedad, de que así como nos pueden enseñar a odiar y a temer, también, y de forma urgente, necesitaremos que nos enseñen a sacar partido, deliberadamente, a la enorme capacidad que tenemos para amar y para crear.
Bastará con evitar, cuidadosamente, la mentira, las lealtades caducas, los juicios tajantes, las divisiones arbitrarias y excluyentes. Con contradecir, en lugar de justificar, las respuestas automáticas almacenadas en las catacumbas de la mente humana. Con encontrar o inventar los cauces por los que pueda fluir el caudal desbordante de la creatividad humana. Con canalizar la energía viva que nos habita para sortear las trampas y los dones que nos acechan en los espacios de la vida donde, día a día, vive o muere, nuestra inocencia primigenia y radical."
Queridos amigos, hay mucho de las enseñanzas del coaching ontológico encerrado en estas palabras que acabo de transcribir, quizás por eso me llegaron tan adentro.

Un abrazo

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