sábado, 11 de diciembre de 2010

Compromiso para el cambio

Recuerdo que allá por el mes de octubre publiqué una entrada dedicada a la manera en que el coaching podía ayudar a afrontar la crisis. Casualidades de la vida (sincronicidades, diría Jung): esa misma semana acudí a la Jornada de Coaching y Empresa que se celebró en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales y escuché a Julián Pavón, antiguo profesor mío y actual director de Cepade, la Escuela de Negocios de Industriales, referirse a ese mismo tema. Concretamente, desde el estrado, Pavón expuso una reflexión acerca del impacto que la crisis estaba teniendo en las profesiones técnicas ("nunca antes había visto tantos ingenieros de mediana edad, entre los 40 y 50 años, en paro") y a continuación hizo una petición a los coaches presentes para que abordaran en su labor profesional la manera de ayudar a esas personas.
Está claro que el coaching puede ayudar, como ya expuse anteriormente, pero en situaciones tan dramáticas como las que el paro hace vivir a las personas en general y los técnicos en particular, la primera opción para salir del pozo es un cambio de planteamiento vital.
Las personas deben cambiar porque en la actual tesitura, más de lo mismo ya no vale. Es necesario cambiar, y nadie puede cambiar por nosotros: "la puerta del cambio se abre desde dentro". Es decir, aunque parezca de perogrullo, para cambiar hay que querer cambiar. Es desde el deseo y voluntad de cambio desde donde se mueve todo lo demás. El coaching no ayuda a las personas a cambiar, tienen que ser ellas mismas las que decidan si quieren cambiar y haciia dónde quieren cambiar. Una vez tomada esa decisión, el coach está ahí, al lado de su coachee, para ayudarle a no acomodarse por el camino, a no rebajar las expectativas de sus sueños, a no olvidar su compromiso. Esto es muy importante para no llamarse a engaños: "El coach está comprometido con el compromiso del coachee", es decir, el coach no va a hacer el trabajo del cambio. Si así fuera flaco favor haría a su coachee. El coach estará 100% al lado de la persona que se compromete 100% con sus sueños, alentándola y animándola, ayudándole en el seguimiento de las acciones, pero el responsable único del cambio es el coachee. Hay que tener presente que el objetivo último del coaching es "empoderar" al coachee, que éste asuma el poder y el control total de su vida y se aleje de victimismos y actitudes negativas que le hacen estar a expensas de las decisiones de otros.
Cuando las personas asumen ese control de su vida y son conscientes del verdadero poder que tienen dentro de sí pueden tomar decisiones sobre su futuro con un sentido más proactiivo y pueden encarar mejor la crisis y todas sus consecuencias negativas. Siempre es posible hacer más, hacer cosas distintas más en consonancias con los verdaderos deseos de cada uno. Siempre es posible encarar la situación con una actitud proactiva y no esperar a que otros hagan algo por nosotros. Cuando se asume ese rol protagonista las cosas se ven de otra manera. El coaching sí puede ser una herramienta valiosa para ayudar a cambiar el observador que cada uno es y entender mejor los beneficios que aporta este cambio de actitud.

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