viernes, 15 de octubre de 2010

Coaching para afrontar la crisis

En bastantes ocasiones, cuando comento con mis clientes potenciales las bondades del coaching, me comentan: "Sí, todo eso del desarrollo personal está bien, pero ¿qué hay de los problemas reales de la gente? ¿Cómo puede ayudar el coaching en esta situación de crisis que vivimos?"
Voy a dedicar esta entrada del blog a detallar algunos aspectos en los que el coaching puede ser realmente útil para afrontar la crisis en la que vivimos.
Sería estúpido por mi parte negar la magnitud real del drama que vive nuestra sociedad, del desempleo que afecta a tantos millones de personas y tiene sumidos en la desesperación a tantos hogares. Negar la realidad no sólo es irracional sino que en este caso roza lo insultante. Sin embargo, partiendo de la base de que la situación objetiva es realmente dramática, existe un multiplicador en la economía que dinamiza los mercados cuando las noticias son positivas y los termina de hundir cuando la situación es negativa. Me estoy refiriendo a la confianza, naturalmente. La confianza (más bien, el exceso de confianza) fue un elemento sustancial de la burbuja en la que vivimos durante la mitad de la presente década y la falta de confianza un acelerador del hundimiento económico del último bienio. Los datos objetivos son realmente malos pero los resultados que consigamos en nuestra actividad dependerán muchísimo de la confianza con la que afrontemos la realidad. Y cuando hablo de "nuestra actividad" me refiero a todo aquello a lo que nos estemos dedicando en este momento, ya sea nuestro trabajo, si lo tenemos y mantenemos, la búsqueda de empleo para aquellos que lo están intentando, la puesta en marcha de un negocio, o cualquier otra tarea. En cada uno de estos ámbitos hay gente que consigue lo que persigue y gente que no lo consigue. Hay gente que hace bien su trabajo y otros que no consiguen los resultados apetecidos, hay personas que encuentran empleo y otras que no, hay personas que desarrollan iniciativas exitosas y otras que no.
¿Dónde está la diferencia? Algunos dirán que es cosa de suerte. Yo no lo creo, más bien estoy con Rovira y Trías de Bes cuando escribieron en su conocida obra "La buena suerte" que la suerte hay que construirla día a día, paso a paso.
Otros le echarán la culpa al entorno. Claro que el entorno es malo, caray, pero está ahí para todos y hay personas que lo utilizan en su beneficio y otros que se dejan arrastar por él.
Para mí la clave está en dos factores: la confianza y la perseverancia. La confianza estriba en tener la absoluta certeza de que contamos con los recursos internos necesarios para abordar los retos que nos presenta la vida. La perseverancia consiste en mantenernos en el camino marcado aunque los resultados iniciales no respondan a las expectativas, es decir, en no dejarse arrastrar por el desánimo.
El coaching es un instrumento de ayuda en ambos casos. Por un lado, puede ayudar a fortalecer esa confianza en las personas que les permita afrontar los retos de una manera más eficiente. Por otra parte, un coach experimentado no dejará que su coachee se refugie en la autocompasión y abandone el plan de acción a medio camino. No se trata, obviamente, de presionar al coachee sino de mostrarle lo que puede ganar o puede perder en cada caso, si persevera o si abandona. Luego la decisión y la acción es resopnsabilidad del coachee, lógicamente.
Un tercer elemento en el que el coaching ontológico puede resultar útil para afrontar la crisis se centra en ayudar a las personas a analizar la realidad con mayor objetividad. Una cuestión es que la realidad económica sea negativa y otra bien distinta que impregnemos de negativismo toda nuestra vida. Gallup evaluó en 300 mil millones US$ al año el coste del negativismo en la economía americana, y este análisis se realizó a principios de la década. Probablemente hoy este valor se habrá incrementado significativamente. Los mensajes del tipo "todo esto es una mierda" (con perdón) son realmente dañinos en el entorno empresarial y en la vida en su conjunto, porque terminan de hundir al que se encuentra mal y lastran con un peso insoportable al que quiere escapar de ese mar de sensaciones negativas. El coaching, con ejercicios del tipo de "descender por la escalera de inferencias" hasta analizar los datos objetivos que sustentan nuestros juicios y reconstruirlos con un enfoque más beneficiosos para nosotros, puede ayudarnos a ver la vida de otra manera y construir el futuro que queremos para nosotros mismos.

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