viernes, 17 de septiembre de 2010

La naturaleza no conoce atajos

Ayer estuve en la libreria Paradox de la Facultad de Psicología de la Complutense en Somosaguas. Me produjo gran satisfacción comprobar que el número de obras dedicadas al coaching aumenta día a día. Entre otras encontré un pequeño manual con algunos textos de Cubeiro y su metodología, de la que destacan las tres claves de Fluir, Influir y Confluir. Estos mensajes ya los había mostrado en su trilogía de la Sensación de Fluidez, que por cierto, también vi reeditada en la misma librería. Posteriormente, reflexionando sobre lo complejo que resulta empezar una nueva vida profesional dedicado al Coaching, me vino a la cabeza uno de los mensajes que leí en la obra de Cubeiro: "La naturaleza no conoce atajos". Es decir, las cosas llevan su tiempo, el que tienen que llevar, no más ni menos. Dicho con un refrán castellano, "no por mucho madrugar amanece más temprano". La madurez y la experiencia son imprescindibles en todas las actividades que aportan un valor real. Salvo los genios precoces (que tampoco ha habido tantos, Mozart y unos poquitos más), la mayoría de las genialidades de la historia se han producido tras una larga carrera de esfuerzo y dedicación (y con esto no quiero decir, por supuesto, que lo que yo hago tenga nada de genial). Es más, Cubeiro cita la investigación del Dr Howard Gardner, publicada en la obra "Mentes Creativas", en la que expone que el tiempo transcurrido entre el inicio de la actividad de algunos de los genios del Siglo XX (Freud, Einstein, Picasso, Stravinsky...) y la culminación de su obra transcurrieron diez años. La genialidad no se improvisa, la maestría llega con el tiempo, nada se regala. Lo importante es la perseverancia y la paciencia, seguir trabajando cuando parece que no ocurre nada. Muchas veces los proyectos son como el bambú, que cuando se planta transcurren hasta siete años sin que se vea asomar ni una pequeña mata y, de pronto, en pocas semanas crece y puede alcanzar varios metros de altura.
A este respecto, me gusta recordar que decía Picasso que la inspiración llega cuando menos te lo esperas, así que es mejor que te pille trabajando.

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