martes, 9 de abril de 2013

De una pintada a una oración

Veo una pintada en una fachada de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense, en el campus de Somosaguas. “Sin pensión, sin curro, sin casa”. Yo añadiría “sin coraje, sin dignidad, sin ilusión”.

Es lamentable que esa pintada la hayan escrito personas que estén formándose para ser el motor de la sociedad del futuro. Es deprimente ver qué falta de ilusión transmite, qué desprecio por la ambición de perseguir los propios sueños, si es que tuvieran alguno, aparte de que “alguien” (¿quién? ¿papá Estado?) les de una casa, un trabajo y una pensión con las que vivir cómodamente, sin esforzarse lo más mínimo.

Esto es una herencia de la cultura del mínimo esfuerzo, del “tengo derecho a todo pero no me comprometo a nada”. Con el tiempo hemos perdido el ansia de superación, la satisfacción por afrontar y superar retos.

Un reciente estudio ha reflejado que los seres humanos de hace miles de años utilizaban más eficientemente las capacidades de su cerebro que nosotros. Evidentemente, ahora tenemos millones de veces más conocimientos que en aquella época pero, en cuanto a la facultad de pensar, estamos más atrasados. Según dicho estudio, eso se debía a que en aquella época las personas tenían que luchar permanentemente por la supervivencia, estaban casi constantemente al límite y esa situación aguzaba todas las facultades de su cerebro.

Me parece una reflexión impactante (y además creo que tiene toda la lógica del mundo). Cuanto menos tenemos que luchar para conseguir las cosas, más cómodos nos volvemos y más insuperables nos parecen los retos que nos presenta la vida. Estamos abrumados por la situación actual cuando nuestros abuelos vivieron, y muchos sobrevivieron, a una terrorífica guerra civil y posguerra plagada de hambres y privaciones de todo tipo.

Hoy nos falta audacia incluso para planear qué vamos a hacer con nosotros mismos. Esto tiene que cambiar, hay que tener osadía en todo lo que hagamos, incluso hasta para rezar. Un admirado amigo y mentor, Paco Valverde, contaba el chiste de esa persona que oraba diciendo “Señor no te pido que me des, pero ponme donde haya, que ya cogeré yo”.

La moraleja de todo esto es que no debes esperar a que te den, muévete, construye, crea, actúa. Exigir está bien pero exigir y no hacer nada constructivo es una temeridad conformista.

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