martes, 20 de noviembre de 2012

La tentación de dejarlo

Llevo mucho tiempo, quizás demasiado, dándole vueltas a la cabeza, atenazado por la presión, y rondándome una idea que poco a poco se ha instalado en mi cerebro hasta el punto de convertirse casi en un pensamiento automático. Esta idea no es estridente, más bien al contrario, es como un susurro, lo que la convierte en algo más atractivo y subyugante. Es tan automática y sutil que ni siquiera era consciente de ella. Simplemente, de vez en cuando me sorprendía a mí mismo diciéndome: “déjalo ya”. El título de esta entrada del blog no se refiere al blog mismo, como muchos podríais suponer, dado que también hace mucho tiempo, quizás demasiado, que no acercaba mis pensamientos a este mostrador. Se refiere a la actividad de Coaching que decidí convertir en mi práctica profesional hace ya más de 3 años. Sin embargo, por segunda vez en los últimos años he optado por la coherencia. Hace tiempo opté por dejar la empresa en la que tenía un salario fijo y seguro (luego comprobé que no era tan fijo y mucho menos seguro) para aventurarme en este viaje casi épico a la búsqueda de mis sueños. En aquellos momentos, cuando tuve que elegir entre el cobijo de lo conocido, la empresa donde había trabajado tanto tiempo, y lo desconocido, tuvo un peso enorme lo que siempre contaba a las personas a las que hacía Coaching: “persigue tus sueños”. Sería un gran hipócrita si no hubiese seguido yo mismo mi propia sentencia. Ahora, cuando el esfuerzo, la presión, los sinsabores de los escasos resultados obtenidos, las condiciones tan desfavorables…, se han llevado gran parte de mi entusiasmo y algunas de las cosas que más quería, cuando todo a mi alrededor e incluso en propio interior, me dice: “déjalo ya, ya has demostrado que lo has intentado, no vale la pena seguir, vuelve a lo seguro”, nuevamente mi coherencia me impulsa a seguir persiguiendo mis sueños. Nadie dijo que iba a ser fácil arrancar una iniciativa como esta en medio de la mayor crisis de las últimas décadas, nadie dijo que todo saldría a la primera, o a la segunda o a la tercera. Sólo sé que únicamente estaré derrotado si elijo la derrota. Pero si decido seguir luchando la victoria seguirá estando al alcance de la mano. No importa lo que no se ha conseguido porque, al fin y al cabo, las experiencias vividas también me han hecho crecer y madurar, ahora sé infinitamente más cosas sobre mí mismo (me conozco mucho mejor), sobre los demás (ahora conozco mejor a los que dicen ser amigos y a todos los que se relacionan conmigo), sobre mi negocio y el mercado. Gracias a la crisis he madurado más en los últimos 2 años que en los diez anteriores, ahora sé lo que tiene valor de verdad para mí. En el camino he perdido mucho, no imagináis cuánto, pero el proceso ha valido la pena. Crecer duele y para poder tener nuevas claves en el cerebro y en el corazón hay que desprenderse de claves viejas. Para alcanzar algo valioso hay que luchar y para tener nuevas creencias que te impulsen hay que abandonar otras creencias que te lastran. A pesar de la tentación he decidido seguir persiguiendo mis sueños.

1 comentario:

  1. No sabes cuanto me identifico con esto que escribes. Ademas de la lucha interna esta la externa que ataca en los momentos de flaqueza como si fuera un hierro incandescente que te deja herido y dolorido. Pero tambien me pasa como a ti quiero ser coherente con lo que pienso y por eso me digo, mañana será otro dia lleno de oportunidades.
    Gracias
    Isabel Alvarez

    ResponderEliminar