sábado, 9 de abril de 2011

Tú eliges

Efectivamente, por muchas vueltas que le des, tú eliges. Tú eliges pasarlo bien o sufrir. Como alguien escribió, el dolor viene de serie pero el sufrimiento es opcional. Esta gran verdad es aplicable a todos los ámbitos de la vida, pero hay uno donde es especialmente válido: el entorno laboral. Nos pasamos un importantísimo porcentaje de nuestra vida adulta ligados al trabajo (los que tienen la suerte de tener uno, claro) y nosotros elegimos si eso es el cielo o el infierno.
La situación ideal, lógicamente, es aspirar a un trabajo perfecto, idílico, que nos realice y al mismo tiempo nos permmita ingresar lo suficiente para costear esos gastos que nos hemos echado encima, unos más justificados que otros. Hace tiempo escribí sobre un libro que relataba esta aspiración con innegable maestría. Me estoy refieriendo a "Vivir y ganarse la vida" de Mark Albiom, una obra reveladora para todos aquellos que se enfrentan al reto de vivir una nueva vida de una manera más coherente con sus ncipios y aspiraciones vitales.
Sin embargo, hoy traigo a colación esta reflexión por otro libro que he leído esta semana, aunque fue escrito hace más de una década. Se trata de "Fish", de Stephen Lundin, Harry Paul y John Christensen. Se trata de una obra escrita en forma de narración breve, que trata el problema de la gente que está desencantada con su trabajo y lo acaba convirtiendo en un infierno. Creo sinceramente que lo ideal es buscar el trabajo que más te satisfaga, pero hay multitud de circunstancias que dificultan o incluso impiden la búsqueda del trabajo ideal. En ese caso, cuando tenemos la suerte de tener un empleo que nos aporta los ingresos indispensables, aunque no es aquello que más nos satisface, vuelve a entrar en escena nuestra capacidad de decisión. Tal vez no podamos decidir cambiar de empleo (y la época actual es un ejemplo en este sentido), pero al menos podemos elegir cómo nos lo tomamos. Puede parecer un bálsamo imaginario para aplacar dolores reales, pero creo firmemente que es una gran verdad. Nosotros podemos elegir cómo vivir, cómo tomarnos esa vida, que aunquue no es la vida ideal a la que aaspiramos, puede ser y debe ser una ocasión para vivir con plenitud.
En esa pequeña obra maestra titulada "El hombre en busca de sentido" Víctor Frankl describía su vida en los años que estuvo internado en los campos de concentración nazis, y una de las reflexiones más geniales de este libro es la que se refiere a la capacidad de elección del pricionero. Frankl venía a decir que en una situación terrorífica, en la que a las personas se les arrebataba todo, la libertad, el alimento, la salud, la vida, había una última cuestión que los carceleros no podían arrebatar al prisionero: la capacidad de elegir cómo vivir esos momentos, si vivir abandonado a la suerte o con la última dignidad de ser dueño de sus propios sentimientos. Si eso era posible en las terribles circunstancias de Auschwitz o Mauthausen, no digamos en un marco laboral.
El libro Fish narra la historia de una persona que elige cambiar la actitud con la que un puñado de empleados de una compañía de seguros se enfrenta al desánimo y desmotivación de su empleo (aunque no se cita la palabra, la descripción del entorno laboral se parece bastante a una situación de boreout). Para ello, toma como ejemplo la actitud de los trabajodres del mercado de pescado de Pike Place en Seatle, que se ha hecho famoso por la manera en que atienden a los clientes, con una actitud positiva, involucrándolos en sus juegos y convirtiendo la relación con el cliente en algo sólido y perdurable, al mismo tiempo que ellos mismos lo pasan fenomenal.
La enseñanza es esa, al final tú eliges, independientemente de que tu trabajo sea excitante o un verdadero aburrimiento, tú eliges cómo vivirlo, eso sólo depende de tí. Desde el coaching se intenta buscar que las personas sean responsables 100% de su vida y sus elecciones, que huyan del victimismo. Por tanto entiendo que el mensaje de Fish es de gran validez para todos los que desean tomar las riendas de su propia vida y no dejar en manos de los demás o de la fortuna si viven felices o no.

Un abrazo

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