viernes, 12 de febrero de 2010

El complemento del maestro

En mi última entrada hablaba sobre la ponencia que dio Rafael Echevarría en Madrid la semana pasada. Una persona que me acompañó a esta presentación, cuando vio el blog, me dijo: "De la chica no dices nada. ¿No te gustó?". La chica en cuestión era Alicia Pizarro, probablemente la figura más destacada de Newfield Consulting tras el propio Echevarría. La respuesta a la pregunta anterior es: Sí, me gustó mucho la chica, me encantó, hizo una exposición claramente práctica y orientada al "coaching en acción". Es decir, siguiendo con un símil platónico citado en la propia jornada, Alicia llevó al mundo real lo que previamente Echevarría había desarrollado en el mundo de las ideas.
¿Por qué no hablé de ella en la anterior entrada? Por mi propia emocionalidad. Las palabras de Alicia estaban llenas de conocimiento de coaching práctico, y como tal las valoro y las valoro en gran medida. Me pareció una exposición realmente brillante, cercana, práctica, demostrando la enorme experiencia que, sin duda, Alicia Pizarro tene en la formación de coaches. Sin embargo no despertó en mí el mismo nivel de emoción que Rafael, quizás por lo que dije en la entrada anterior, porque esperaba a un pensador docto y famoso, al menos para los que nos movemos en el entorno del coaching ontológico, y encontré una persona con un ego muy inferior al mío (que tampoco es mucho decir) y tan interesada por ayudar a otras personas que casi resultaba entrañable. Fue esta diferencia entre la persona y el personaje lo que más me conmovió de Echevarría. En el caso de Alicia, a la que no conocía previemente ni tampoco su obra, no podía darse este contrapunto y por tanto, el choque emocional fue menor.
En todo caso, para aclarar dudas, al tratar de destacar la figura de Echevarría no pretendía hacer de menos, obviamente, a la señora Pizarro. Más bien al contrario, observada la ponencia en su conjunto, la participación de ambos resulta no sólo conveniente sino imprescindible. Es un tándem que se complementa a la perfección. En nuestros clásicos tenemos un ejemplo de pareja que combina de manera magistral las ideas elevadas y la realidad práctica, y por mi experiencia en el mundo empresarial, he podido comprobar que una conjunción equilibrada entre ambos enfoques vitales suele ser de gran ayuda para el éxito de grandes proyectos.

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