viernes, 22 de noviembre de 2013

Crisis y Crisálidas

Hace pocos días, en una gélida noche madrileña, vi a unos jóvenes rebuscando en los cubos de la basura de mi domicilio. Sentí una punzada en el corazón. Por desgracia estamos asistiendo a escenas que en nuestro país no habíamos conocido en décadas.

Cuando uno se enfrenta a esta dura realidad, cuando asistes casi a diario a las expropiaciones de domicilios de gente humilde, normalmente bienintencionada, que acaban en la calle mientras las leyes amparan al expropiador, la Banca, la indignación crece por momentos. Cada día tengo más presente aquella frase que salía en una obra de Bertolt Brecht: "¿Qué delito es el robo de un banco comparado con fundar uno?".

Me niego a abandonarme en los brazos de la ira o de la tristeza, absolutamente justificados por supuesto, para intentar buscarle un sentido a todo esto, no a las expropiaciones, que eso sólo sirve para salvar el modelo de negocio que precisamente nos ha llevado a la crisis, sino el sentido del sufrimiento que nos envuelve.

Las líneas que siguen probablemente no servirán para la mayoría pero puede que haya un puñado de personas que reaccionen de manera positiva y solo por eso vale la pena escribirlo.

Empezaré contando una fábula, la “Lección de la Mariposa”:

“Un día un niño encontró un capullo de mariposa y observó que en él había un pequeño orificio. Se sentó y se entretuvo en observar mientras la mariposa luchaba durante varias horas para forzar su cuerpo tratando de pasar a través del pequeño agujero.

Pasó un largo rato observando los esfuerzos de la mariposa por salir al exterior, pero parecía que no hacía ningún progreso, como si hubiera llegado a un punto donde no podía continuar.

Al niño le dio mucha pena ver ese esfuerzo infructuoso y decidió ayudar a la mariposa. Cogió unas tijeras y cortó el resto del capullo. La mariposa salió fácilmente, pero tenía el cuerpo hinchado y las alas pequeñas y arrugadas.

El niño continuó mirando porque esperada que en cualquier momento las alas se extenderían para poder soportar el cuerpo que, a su vez, debería deshincharse. Pero nada de esto ocurrió. Por el contrario, la mariposa pasó el resto de su vida con el cuerpo hinchado y unas alas encogidas... La mariposa nunca pudo volar.

Lo que aquel niño no sabía es que la lucha que realiza la mariposa para salir por el diminuto agujero, es la manera que utiliza la Naturaleza para enviar fluido del cuerpo de la mariposa hacia sus alas de modo que esté lista para volar tan pronto salga del capullo".

A veces el esfuerzo es exactamente lo que necesitamos en nuestras vidas. Si transcurrimos por la vida sin obstáculos, nos volvemos acomodaticios, aplicamos la Ley del Mínimo Esfuerzo, no valoramos todo lo que la vida nos ha dado. En cambio, cuando nos enfrentamos a problemas aprendemos a resolverlos, cuando nos enfrentamos a dificultades nos hacemos más fuertes, cuando atravesamos penurias económicas aprendemos a valorar de verdad las cosas que hasta ese momento habíamos poseído y ni siquiera nos habíamos parado un instante a sentirnos agradecidos por disfrutarlas.

En definitiva, a veces la crisis puede ser valiosa para que las crisálidas se transformen en mariposas dispuestas volar por encima de todas las dificultades. Todo tiene un sentido en la vida, incluso las desgracias, o mejor dicho, especialmente las desgracias. Por eso, en nuestra mano está pasar la vida “aguantando el chaparrón” y preguntándonos “¿Por qué ha tenido que ocurrirme esto a mí?” o buscar el sentido, aprender de los errores cometidos, evolucionar y valorar adecuadamente todo lo que la vida nos ha regalado.

Un fuerte abrazo

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